Ruidoso, melódico.

Imagina que vamos en carretera, yo conduzco un convertible viejo, tú a mi lado. Siente el viento frío, abre los ojos y observa el paisaje, un poco desértico pero con rocas que forman siluetas hermosas que nos acompañan y nos sonríen. ¡Allá vamos!, le subo al iPod, nos encanta esa canción, la guitarra, sólo él la toca así y lo sabemos, como sabemos tantas cosas que nos hacen más que amigos, más que novios: cómplices, uno sólo.

Acelero un poco, el camino es largo, bailas, ríes, bromeamos, muevo el volante en zig zag y forzo el motor, te gusta. Ahora tú le subes más, el rock es más que música de fondo, es amor que nos envuelve con notas ruidosas y melídicas, hechas sólo para ti y para mi, porque la música sabe que así es nuestro amor; ruidoso, melódico.

¿Ves eso?, el cielo es claro, muy claro y te ilumina. Me refleja esa belleza de la cual me enamoré, ¡qué hermosa eres!, es emocionante, es el éxtasis.

¡Ahora suéltate!, volemos juntos contra el viento, despójate de todo, adiós convertible, adios iPod, adiós ropa, vuela, vuela conmigo, tenemos alas. Volemos cada vez más alto y no mires abajo. Sólo el rock nos acompañará en este viaje a la felicidad, a la eternidad, al infinito donde todo es perfecto, tan perfecto como tomarte de la mano y caminar cada día a tu lado.

Felices 29 mi amor.


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